Las rebeldes del té

Los inicios del movimiento sufragista


 

Salieron a la calle y quemaron edificios, volaron buzones de correos y acabaron con los escaparates de muchos centros comerciales. A principios del siglo XX, los movimientos sufragistas en Reino Unido fueron, posiblemente, los más violentos de toda Europa.

«The suffragettes get wilder daily & smash shop windows oh! So gaily». Reg Carter. Imagen obtenida de: LSE Library.

En Reino Unido las suffragettes eran conocidas por ser las activistas más radicales en su lucha por el derecho al voto de las mujeres. Organizaron manifestaciones, mítines, boicots, huelgas de hambre y disturbios que acabaron con una buena cuota de actos vandálicos. En poco tiempo se convirtieron en la diana perfecta para la burla y la sátira de los periódicos conservadores y anti-sufragistas que las retrataban como mujeres irracionales, histéricas, demasiado masculinas y peligrosas, cuestionando así su moralidad y ridiculizando sus tácticas.

A pesar de que el activismo radical funcionó a corto plazo, a la larga resultó ser demasiado peligroso y alienante. Las sufragistas comprendieron que sus acciones no solo debían ser pragmáticas y racionales sino también emocionales y pasionales. El movimiento les exigía llegar a un público más amplio y buscar el apoyo de mujeres y hombres de todas las clases sociales. ¿Y qué mejor lugar para empezar a unir lazos que los salones de té?

© Wowtiful

Estos salones, ya en la época victoriana, habían proporcionado a las mujeres un espacio público y un lugar de encuentro fuera del hogar. Las reuniones de té eran atractivas y estaban bien vistas socialmente. Ninguna mujer podría sentirse subversiva asistiendo a estos eventos.

Bajo la apariencia de una reunión social femenina, una reunión de té aumentó las probabilidades de asistencia de la alta sociedad y permitió difundir el mensaje del sufragio en un entorno políticamente aceptable. Incluyendo representaciones teatrales, lecturas de poemas y actividades benéficas en las reuniones no solo se logró crear lazos afectivos, sino también un lugar de pertenencia y activismo político.

Durante esa época, tanto artistas como mujeres adineradas respaldaron financieramente a las sufragistas y emplearon su influencia para organizar eventos y reuniones de té como lugares de difusión del sufragismo.

Sin embargo, las sufragistas no se limitaron únicamente a organizar reuniones en salones de té. Durante el período de 1907 a 1914, combinaron la acción violenta con estrategias publicitarias, espectáculos y actividades para el consumo del sufragismo1.

Las manifestaciones sufragistas ya no fueron solo un acto de propaganda, sino también todo un espectáculo concebido para ganar adeptos. Debido a la agresiva campaña anti-sufragista del gobierno, las activistas se vieron en la necesidad de mostrar una imagen atractiva, fuerte y concienciada. La WSPU (Women's Social and Political Union) decretó los colores corporativos del movimiento: el blanco como representante de la pureza, el verde de la esperanza y el morado de la dignidad.

Comenzaron a desarrollar una completa iconografía sufragista. A través de su imprenta, The Women’s Press, produjeron carteles, folletos, periódicos, fotografías, postales… en definitiva, una amplia gama de elementos propagandísticos para el movimiento. De ese modo, pudieron aumentar su visibilidad y contrarrestar la influencia de la prensa anti-sufragista.

También abrieron tiendas, llamadas Votes for Women Shops. Estos establecimientos sirvieron como centros de información y organización de eventos para el público, además de ser un negocio muy rentable y lucrativo para recaudar fondos para la causa. Allí se vendían todo tipo de objetos creados por las propias sufragistas y sus colaboradores como jabones, ropa, servicios de té, muñecas, banderas, chapas, pasteles, calendarios, bolsos y hasta juegos de mesa como el Suffragetto. Posiblemente, estas mujeres fueron pioneras en inventar el concepto del marketing político moderno.

Dado el éxito de todos estos productos, numerosos empresarios de Londres se unieron a la campaña Purple, white and green, viendo en ella una oportunidad para aumentar sus ventas. Hasta la reconocida marca Burberry diseñó faldas, abrigos sufragistas y delantales junto con una colección completa de accesorios. Los escaparates de las tiendas de Oxford Street se llenaron de todo tipo de productos relacionados con el estilo del movimiento sufragista, especialmente cuando se aproximaba la fecha de alguna manifestación importante.

(…) Uno no puede pasear por Bond Street y su área sin dejar de percibir que son nuestros colores los que van a marcar la moda del otoño invierno. Casi cada tienda exhibe gorros morados o verdes, corbatas moradas o verdes, faldas moradas o verdes en una infinita variedad.

Revista Votes for Women, octubre 1908.

A pesar de estos logros, las bases trabajadoras y activas del movimiento no aprobaron esta nueva estrategia. Entendieron que se dirigía principalmente a obtener el apoyo de las clases medias y altas de la sociedad inglesa. Como resultado, los negocios «colaboradores» que respaldaron el movimiento sufrieron actos vandálicos y más de un día amanecieron con los escaparates destrozados.

Sin embargo, el movimiento sufragista consiguió subvertir el sistema establecido. Aunque algunos lo vieron como un producto de consumo masivo, logró conquistar el espacio público y llegar a la mayoría de los hogares y rincones de Gran Bretaña.

 

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Chus Moreno

Diseñadora gráfica con más de 20 años de experiencia.

Actualmente especializada en naming, creación de nombres de marca y en branding.

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