Kairós
El instante oportuno
Cuando descubrimos nuestra habitación propia, como una extensión natural de nuestro juego de niños, en el que la fantasía y la realidad se concilian de manera armoniosa, descubrimos no sólo un lugar físico sino también un estado mental de libertad, intimidad y autonomía.
Es en el encuentro de ese espacio íntimo donde se desencadenan las conexiones secretas de las cosas, donde podemos permitirnos que algo nuevo suceda y conectarnos con la sorpresa. La imaginación y el pensamiento germinan en ese espacio que es, a su vez, el resultado de la intersección de dos espacios, el propio y el ajeno, el de lo subjetivo y el de lo objetivo, el del interior y el del exterior.
Cuando nos interrogamos con sentidos nuevos asistimos a la emergencia de la perplejidad. En un instante que se aparta del tiempo puede asomar el asombro o quizá revelarse una epifanía: «los instantes más delicados y fugitivos del tiempo», como las describía James Joyce.
Al recuperar el espíritu del disfrute y de la libertad es cuando estamos en disposición de jugar y de crear nuestros propios juguetes. Es en esos momentos de juego, de perdernos a nosotros mismos, cuando podemos transitar nuevos caminos y descubrirnos en la certeza absoluta de que de repente todo encaja y todo está lleno de sentido.
Ese momento justo pertenece a kairós, un tiempo que no existe en el tiempo mensurable y disciplinado. Kairós emerge como un instante que ha permanecido latente toda la eternidad, como si se tratase de un apéndice de la flecha del tiempo. Kairós es cualitativo y subjetivo, y aunque podemos predisponernos a su visita, nunca tendremos la certeza de que aparezca.
Kairós es el tiempo del disfrutar. Es el instante alegre y vivenciado. La manera individual de vivir el tiempo intensamente. Es el punto justo, el momento adecuado, la potencia y la eficacia combinados con la armonía y el placer. En cuanto que es el opuesto de Kronos no es un tiempo medible, puesto que se rige por el placer surgido de las emociones. Es por este hecho que, en la actualidad, es un tiempo que resulta ser muy preciado a nivel sentimental. Kairós, es un tiempo, pero también un espacio. Es un tiempo de gloria. Es la oportunidad. Es la ocasión del reencuentro y del punto de equilibrio productivo. Sentir dentro de uno mismo Kairós significa entrar en un oasis de plenitud y vivir momentos de ilusión.
Amanda Núñez, Los pliegues del tiempo: Kronos, Aión y Kairós
Epifanía, inspiración súbita, éxtasis, revelación, momento eureka… por desgracia nuestra lengua romance no fue capaz de evocar en un término el sentido que tuvo la palabra kairós en la antigua Grecia. Hoy día se describe como el acaecer del momento oportuno. No es chronos, el tiempo cronológico, pero tampoco es el tempus latino, más bien su significado resuena en las palabras derivadas de este término, como tempestad, temperatura, intemperie… Kairós es una confusión de elementos, es una mezcla, un momento coyuntural.
Pero retrocedamos hasta el principio. En la mitología griega Kairós era hijo de Zeus y Tique (diosa de la fortuna) y nieto de Crono. A diferencia de su abuelo, que personificaba el tiempo lineal, Kairós representaba la oportunidad única y el momento preciso. Y aunque estaba considerado como un dios menor, ni tan siquiera Zeus podía resistirse a su influencia.
Representado como un joven con los pies alados, calvo y con un gran mechón de pelo que cae sobre su rostro, simbolizando así que la oportunidad debe ser atrapada de frente cuando se presenta. Algunas veces, Kairós aparece sosteniendo una balanza desequilibrada en una mano, mientras que con la otra empuña una guadaña, aludiendo al escaso tiempo de que disponemos para aprovechar la oportunidad.
El conocimiento científico es al chronos lo que la intuición artística es al kairós. El chronos es reglado, ordenado, metódico, principal; el kairós, en cambio, genial, litúrgico, transcendente. Kairós y chronos se complementan, como la cerradura y la llave. Pero son autónomos, tienen sus ritmos, sus secuencias y espacios.
Rafael Domingo, catedrático de Derecho Romano
Si Crono devoraba a sus hijos, Kairós nos traslada a una noche estrellada. Posiblemente no hay acto creativo que no se despliegue simultáneamente entre los dos tiempos, entre la certeza y el estremecimiento, la concreción y la abstracción, como si de vasos comunicantes se tratara. Si Kairós nos sobrevuela, permanezcamos vigilantes, como centinelas atentos para aprehender sus instantes y destellos fugaces.
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Bibliografía y webgrafía:
NEURONILLA, Creatividad integral. Recuperado de: https://neuronilla.com/
NUÑEZ, Amanda (2007), Los pliegues del tiempo: Kronos, Aión y Kairós. Paperback nº 4. ISSN 1885-8007.
MARRAMAO, Giacomo (2020), Kairós. Apologia del tempo debito. Bollati Boringhieri editore. ISBN 978-88-339-3633-8
KAIRÓS DIOS GRIEGO DE LA OPORTUNIDAD. Recuperado de: https://diosesydiosas.org/mitologia-griega/dioses-griegos/kairos/